14 de abril de 2010

MIS RAZONES EN CONTRA DE LA REELECCIÓN

Salvador Caro

Sin duda es más que loable el esfuerzo de los integrantes de Reelige o castiga A.C., su actividad está genuinamente comprometida paa que nuestro país posea mejores instituciones políticas. No obstante, percibo un error de puntería: el problema principal es la rendición de cuentas de quienes ocupan cargos en los poderes públicos de los tres órdenes de gobierno.
Además de considerar que la reincorporación de la reelección a nuestra arquitectura institucional no atiende de raíz la principal deuda del sistema político, tengo otras objeciones a su aplicación. La primera es que la rendición de cuentas en nuestro país ha sido sustituida por el fortalecimiento del marketing político, eso permite que cualquier pillo de siete suelas pase de un cargo público a otro (en Jalisco he sido testigo de cómo políticos cuyos actos de corrupción han sido ampliamente denunciados y documentados utilizan estrategias de mercadeo que les permiten una resocialización con sus electores para reelegirse de nueva cuenta). Esto sucede básciamente por la cooptación de medios oficiales.
Existen restricciones para comprar tiempo en medios por parte de los diputados; sin embargo, puedo afirmar, con conocimiento de causa, que nuestros salarios no ajustan para esos fines, salvo que alguien se dedicara a servir a financistas o hiciera pactos inconfesables. En mi experiencia como diputado federal puedo agregar que las posibilidades de dar a conocer nuestro trabajo son verdaderamente limitadas, es un golpe de suerte acceder de manera gratuita a un medio masivo para difundir lo que hacemos. Sólo una parte de ciudadanos con acceso al Internet ( o menores costos de información en general) visitan nuestros sitios web o ven el canal de Congreso. Yo he optado por visitas casa por casa y logro contactar escasamente 500 electores diarios; visitar una sola vez a todos los electores me tomaría dos años, si sólo me dedicara a eso. Aunque lo hago en los periodos de receso, prefiero dedicarme a legislar que dedicarme a buscar la reelección.
Por otra parte, la percepción de lo político es diferente en cada región del país. Las iniciativas surgidas en la capital generalmente dan por sentado que sus necesidades de reforma son las requeridas en todo México. La complejidad de la vida social y política del DF ha estimulado de manera particular en el electorado del DF la conciencia de la importancia, su participación en la discusión de la cosa pública y sus rutas de debate van a un ritmo distinto que en otros estados y sus municipalidades. La realidad de los diferendos de la cultura política y su percepción en cada región del país implica que un mismo esquema político no genere el mismo resultado en una región que en otra. Soy un convencido de los avances desde lo local, son los que perduran.
En nuestro sistema lamentablemente los incentivos de los políticos se encaminan, en la mayoría de los casos, el oscuro discurrimiento de las posibles complicidades factibles de generarse que en cuestiones positivas para el país, esa es nuestra realidad de todos los días. La institución en tema puede generar incentivos para las reelecciones pactadas. Ahora imaginemos un municipio del medio rural, de los muchos de los cuales nunca se sabe nada, con un cacicazgo unipersonal o familiar; tendría todos los medios del gobierno para mantenerse en el cargo, probablemente con toda impunidad.
Por último en una elección, hoy sabemos de la grave inequidad que tienen los candidatos cuando son opositores del partido gobernante. Las proporciones que tomaría este problema son incalculables, al enfrentarse un candidato opositor a un alcalde, senador, o incluso con todas las limitaciones a un diputado federal en funciones. Estoy convencido que la reelección tendría por consecuencia que las cámaras legislativas manejaran programas con gasto social.
Comulgo con la ampliación del periodo de gobierno de los alcaldes a 4 años, pero en los cargos legislativos me parece excesivo.